jueves, 17 de septiembre de 2009

Atrapa-palabras

Aconsejado por el tiempo, el ego brilla en la palma y en el nogal. ¿Un silbido acaso? Es sólo un remordimiento, que sucumbe en la quietud del llano y vacío campo chileno. Una mente dormida, más despierta que las demás, puede acabar lanzándose sobre los pajaritos y los clarines, no se ven ya hoy por hoy ni los unos ni los otros.

Desintegrar cuerpos y un par de palabras, es una sobremesa donde aún se huelen los pasos de un hombre que ya no vive aquí ni en nigún lado.

Ya no se ven por aquí, quizás el ego brilla demasiado para el mundo, un soplido profundo, y ya nadie silba... y ya nadie quiere ser aconsejado por el tiempo