lunes, 9 de noviembre de 2009

En este mismo lugar, hace dos años...

Con mis zapatos nuevos salté la reja junto a los de siempre, nos acercamos a las canchas de cemento con nuestra disposición habitual. Armamos equipos, algunos dijeron que disparejos, pero que más da, yo en ese tiempo hacía paredes con mis amigos y corríamos la banda para centrar durante toda la tarde. El que anotaba varias veces seguidas estaba "prendido", así que recibía mas pases y tenía más confianza. Recuerdo que en un mal movimiento golpeé el balón arrastrando el pie, mi zapato derecho ya estaba roto, pero ya anochecía y hubieramos jugado hasta el otro día, o durante toda la vida... si tan sólo nos hubieran dado con la luz, como los Viernes.

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