domingo, 27 de junio de 2010

Consistorial (Hasta pronto)

Me gusta anclarme en los descansos de mi edificio para contemplar la cordillera recién llovida, ni una sola palabra ella merece. Me gusta caminar por el centro, solo y viendo las caras, haciendo gestos, riéndome de la gente y de sus maneras de preocuparse, me gusta pensar que a la vuelta de la esquina, estarás.

Me gusta estar ocupado, lo más que se pueda, sin tener tiempo para un instante de reposo mental, me da miedo que cualquier duda me quite la calma; nada de lo que tengo lo obtuve de un pensar profundo.

Me gusta esa impresión que causo en las personas que se ríen, se reirán de mi, de mi manera de hablar, de las incoherencias, o de la violencia, casi me da lo mismo, pero cuando ríes es porque he encontrado la forma de conectarte conmigo, de mantener una distancia que puedo manejar a mi antojo, una distancia de un par de chistes.

Me gusta pensar que estás equivocado, en cambio yo, en lo correcto, así me levanto, así alimento mi soberbia, aquella de la que me trato de desprender, nunca lo logro, no quiero que se vaya.

Me gusta que llueva en cualquier momento, me gusta estar en la universidad con cualquiera, con uno de ustedes, los que parecen felices de vez en cuando, discutiendo cualquier estupidez, cualquier cosa, cualquier libro, cualquier jugada, cualquier partido, cualquier amorío, cualquier pelea, cualquier ramo.

Me gusta verte, aunque no te pretenda, pero me gusta verte, aunque no te mire de reojo, pero me encanta que te acerques y que me regales tu sonrisa ¿Por qué no tomas tú la iniciativa? Me gusta verte.

Me gusta abrir un libro y desbaratar mi lenguaje, me gusta fingir que encuentro una respuesta. Ya no me gustan los símbolos, podría ganar una moneda por cada vez que uso una palabra y esta no me representa, detesto las palabras, odio estar condenado a hablar y a escribir.

No me gusta tu compañía, y poco me gusta hablar contigo, no sé que pretendes, no sé que se dilucida, no sé que montaña escalamos, me siento incómodo, todo parece obligado, ya no me gusta hablar contigo.

Me gusta jugar a que te pretendo, a que realmente vienes o a que realmente yo voy ¿Qué más da? Desde mañana nada, nada que yo sepa realmente, me gusta pensar, que alguna vez, tendré tiempo para ser espontáneo y real.

Me gusta que hayas llegado, porque sé que puedo ver en ti algo de lo que siempre tengo presente, me gusta poder escaparme algún martes a hablar contigo, acerca de la vida, del amor, de la universidad. Me gusta que siempre me levantes el ánimo, te admiro, no sabes la increíble persona que eres.

Me gusta moverme, sobre todo dentro del campo, porque creo que todo empieza de nuevo, y cada partido es una nueva oportunidad de ser yo, eso no lo tienes en la vida, ¿No son los árboles seres perfectos? Ellos caen y mueren, nosotros cargamos con las caídas... invariablemente.

Ni una sola palabra merece esta cordillera ¿No es hermosa?, tampoco de la música puedo hablar.

Me encanta caminar por algunas calles: Macul, Jardín Alto, Las Parcelas, Irarrázaval, Consistorial.

Me encanta especialmente caminar por Consistorial, tiendo a recordar cuando caminábamos siendo casi uno.


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Adiós

jueves, 17 de junio de 2010

De las luces del cielo...


...y de repente, el miedo...

Mira aquellos rayos
bailan traviesos
yo no necesito ver su luz
mientras escuche el sonido.

El sonido la implica

Del relámpago como un ciego
me quedo oyendo el estupor

Helado, como un niño.


Truenos

Podríamos decir que no hay truenos
que sólo queda la estela blanca de alguna luna perdida
incluso, dirán algunos, que los truenos ya son un recuerdo
más bien somos nosotros
los hechos los momentos de encuentro
de la tierra y la luz

Yo siempre recordaré los truenos
porque no soy ingenuo, volverán mañana
toda mi energía vuelve con ellos
con su elegancia antecedida por la calma

...ya siento que me hablan, dicen:
Disfruten cuanto puedan de este cielo enrarecido. (Febrero 2010)


Meta - Metáforas

Del tiraje mañanero
son millones de cosas
las que pueden engañarte
pura abstracción de este terreno
de la lluvia ácida
del fuego transversal

¿Cómo puedo evitarme
y a ti al mismo tiempo?

En este paisaje
a la intemperie
la tierra seduce al cielo
la besa, él es sutil
al hacerlo parece un rayo.


Hombre - Rayo

Los desmanes de mi vida no empiezan en ti
no eres la piedra que crece en mi
pero si eres el cemento de aquella torre.

En una fulminante felicidad, me vistes con certeza
hombre - rayo, no sabes cuanto me obligué a extrañarte
de este lado, la identidad no es tan individual
me pregunto como puedo estar tan sembrado en tu luz
traes las nubes, ríes, te marchas.

Quiero ser ese fuego, para alguien más.

A la antigua

No quiero vender mis orquideas, ¡Oh tierno lirón!
¿Acaso no ves nuestro fraude en la ironía?
Me pregunté maquiavélico por tus lágrimas dulces
pero cuando me despojé de tus encantos
camine con una rica sensación de libertad por el sendero
cuando salí, conmigo iba la sensación de la punzada
sin embargo no hay mejor sensación que la de perder tus difusos boreales
de perderlos por una inútil abducción.

¡Oh mujer estás tan herida! Eso dice una canción
eso dice una alma encarcelada en su auto compasión
nada de respeto por aquellas tiernas orquideas.

Mi amigo ¿Acaso hemos de usurpar las sensaciones,
acaso no tienes el corazón sanforizado,
te habéis preguntado por el querer?

Que mierda ¡Acaso tan herida estuvo una mujer alguna vez!

(Enero 2010)

viernes, 4 de junio de 2010

Sonríe

Repeticiones

Robé la pelota por la banda, la toqué y me devolvieron una pared; amago un pase (pasó uno), sigo contra el último defensa, tengo dos compañeros que me gritan libres para recibir y convertir, yo no los escucho, creo que es mi día. Al detenerme intento pisar la pelota, craso error, sin cálculo, la toco al contrario. En el contragolpe nos hicieron el gol, recibí muchos retos en el camarín. Cuando caminaba a mi casa con frío, zigzagueaba sin querer; mi pie nunca me deja de doler. Así perdimos el campeonato.


Destellos de Némesis

Nuestra cínica tranquilidad contrasta con la mirada de mamá. Sin que ninguno de los dos lo sepa, empacas en una caja mi seguridad, mi autoestima… mi carácter. Algún día me partiré en lágrimas frente a ti e iré a buscar lo que es mío

---o---

Al final, ¿Qué tan lejos de mi mismo puedo estar?