domingo, 14 de febrero de 2010

Angustia

Para mi, un cigarro en soledad es desahogo
dos, son un grito de ayuda
el humo decanta en mis venas
mi cuerpo se expande
mi espíritu canta
los acorazados de la memoria se levantan
con el hábito de pisar el filtro
mirando el sol o a las estrellas

domingo, 7 de febrero de 2010

Un camino correcto

Lo que quieres escuchar no te lo dirán desde el cielo. No te lo dirán tus amigos ni tu buen amante, tampoco tu madre ni su fuerza, ni tu padre o su entereza. No te lo dirá Lennon, tampoco Serrat o Rotten. Menos Rimbaud o la Pizarnick, por lo menos no su lúgubre paisaje lejano, así tampoco los ademanes sin fuerza de Octavio Paz. Podrías pensar que tal vez Derridá, o que quizás Ortega guarda el mensaje que han querido por miles de años los demás ocultarte, pero él perdió en la misma búsqueda.

No hay tal mensaje en la vida del Dalai Lama, en los trazos de Dalí, en la posmodernidad de Matta, en el graffiti callejero, en la tarde invernal abundante en cólera, quisquillosa al anochecer, en los ojos del vendedor viajero, en la sopaipilla aceitosa del carrito, en el movimientos maquinal de las escaleras, en la montaña hecha mujer gigante llena de plenitud.

Mejor ve preparando el pincel, que tras tus ojos sembrados de inseguridad, se depinta una nueva forma de escribir eso que tu quieres escuchar. Sólo tú no has perdido la búsqueda.

Todas las emociones en un instante

Algo cambió mi hermano, pues mientras yo dormía tu soñabas despierto, por eso se abrió la distancia entre nuestras esencias. El mundo cambío...y aún lo hace, lentamente, atrapa a la gente con fuerza ¿O la deja libre finalemente?, pero es algo lo que nace, lo veo en mis ojos cuando se reflejan en los de la gente, en el mar.

Quizás es sólo un úlimo respiro, seco y sin razón, aún así es la oportunidad que estabas esperando.

Desde cualquier grotesca furia, pueden nacer un sinfin de cúmulos de esperanza, confusas gotas de lluvia soleada... esperanza alfin y al cabo; hermano, no pierdas tu esencia acalorada, hermano no sueltes la luna en los estíos.

Quimera, no estoy quebrado, pero no quiero brillar hoy, porque sé que si hoy me detengo, mañana podré brillar mucho más fuerte de lo que lo hize ayer.

Tengo el sol en los ojos, tengo una nueva vida.