domingo, 21 de agosto de 2011

La suma de todos los puntos (Javier Villegas)

Yo solía romper el silencio con una frase que lo abarcara todo,

Con mi confesión desde la guarida,

Con la desnaturalización de lo natural,

La huida ante la necesidad.

Yo solía amar antes de tiempo,

Enamorarme antes de las mariposas,

Darlo todo de una manera egoísta,

Inventar toda una historia con solo un punto de vista.

Yo solía serlo todo menos yo,

Saltar los muros sin tener conocimiento de los mismos,

Cantar canciones que todavía no habían alcanzado mis muslos,

Vencer las medusas sin ningún ritmo.

Yo solía inventarme la historia perfecta,

¡Qué ironía!, ¿de dónde viene eso?

Solía jugar con lo que tenía:

Rayar, trazar, intentar, fantasear, huir, escapar, burlar, malgastar, acabar, cansar, salvar, rescatar, vivir.

Intenté vivir, y me di cuenta que no era suficiente;

Doblegue a la muerte con un argumento aún barato,

Y me di cuenta que aún no era tiempo,

Resistí, el viento me golpeó fuerte y no fui nadie.

Persistí, por darle razón a las flores, al tallo nuevo;

Y la marea no fue más despiadada,

El sol asomó su rostro fuera del calvario, y fue más que sol;

Mi sonrisa volvió como un perro calmado, con ternura y la locura de ladrar.

Viví con una melodía que acalló todo tiempo,

Y el suelo se acabó,

Vi los árboles florecer con la sabiduría del viento;

Y el tiempo fue eterno,

El silencio el mundo entero.

Fui un fantasma y quise volar,

Una brisa y ser viento;

Ya no hay reglones para los tiempos muertos,

Ya no hay cabida al tiempo sin tiempo.

La vida se manifiesta como un cobijo despierto,

Y no soy nadie sin mí,

Y no soy nadie sin ti,

Y los soy todo desde mi y de ti;

Los aires sentencian un fin sin fin,

Y ya no hay cartas que esperar,

No hay manos que retractar,

No hay pasos que doblegar,

No hay pasados que olvidar,

Ni futuros que lamentar.

El tiempo es perfecto y hermoso,

El respiro el último por vivir,

Ya no hay abismos en donde morar,

Ni paraísos donde aparentar.

¡Qué más simple que ser!

¡Qué más difícil que llegar a ser!

Lo somos todo pequeña criatura,

Somos el éxtasis de esta simetría,

La curva en donde todo se junta,

La sonrisa que provoca todas las mieles y sales,

Somos el punto exacto en donde

No hay más preguntas existenciales,

Donde no hay más cuestionamientos irracionales.

Somos un abrazo despotricado de convencionalismos,

Un llamado desburocratizado,

La rutina desprovista de normas,

El amor más amado.

Somos la mariposa en el punto descristalizado,

El primer vuelo anunciado desde muy lejano,

La llama más clara,

El fulgor armónicamente atiborrado.

Somos la llave y el cerrojo,

Y la puerta está abierta de par en par

Regocijándose con nuestros pasos inesperados,

Con la ola de sangre temperada,

el calor más amado.

Somos esta revolución y esta calma;

Una profecía nunca clamada,

La paz que llega con el tiempo,

Entre un bosque y las montañas,

Entre las mareas y la nieve,

Los desiertos y las tormentas,

Las flores y los cardos.

La naturaleza viva, olvidada.

Somos el beso al desnudo,

La armonía que permanece,

La melodía que siempre crece.


Javier Villegas - http://aquamolino.blogspot.com/

viernes, 19 de agosto de 2011

Cerrado

Cerrado
como el enemigo que siempre tuve al frente, cerrado
como el algoritmo que pasa por mi mente, cerrado
amarrado a las costras de los castillos
pidiendo que se haga de día, cerrado
pidiendo humildad el capricho a viva voz, cerrado
encerrado, amordazado y con pestillos
cobarde y poco sincero, cerrado
alumno de los tranvías que acumulan postales, cerrado
el hijo tambaleante, muerto de miedo ante la madre en el pasillo
terco y melindroso ante los argumentos, cerrado
aún en paz con los recuerdos, cerrado
apilado ante el desconcierto mismo
a la cola de Fermat y Nostradamus, cerrado
perdido en su propio palacio, cerrado
vistiendo el tumulto de vivos violetas
girando el cuerpo
sintiendo que se escapa la última pluma
sintiendo que no es nada, sintiendo la luma
apelmazado y ultrajado por su propio intelecto
fingiendo y endulzando el mismo desierto
quemando las polaroids con las yemas de los dedos
quemando este amor con palabras, hasta que desaparezca
para nunca más estar cerrado.