sábado, 31 de enero de 2009

Conversión

La tierra comparte miradas con las pequeñas manos, con las dulces manos, en las rocas se funde su diversión durante horas a la orilla de una sequia ancha y sembrada de austeridad. No les hace falta nada en la soledad de sus ojotas ni en la crudeza del sol, fluyen igual que agua por entre los dedos de la atónita tarde enlodada de miseria. Nunca vi tanta alegría:

-¿Se quedarán aquí los niños?
-Si pudiera, me quedaría yo

Las solapas de las hojas coronan el camino de regreso a lo largo de una sombra de pinos encorvados, luego dobla por entre las ranuras del llano y desciende abruptamente: de allá somos, del valle.

Un intenso escalofrío me hace estremecer, mis ojos lagrimean un poco, un viento acartonado me da en la cara y una extraña sensación de misericordia por la humanidad me llega; el barro adorna sus caras, ¿Qué sustancia más prístina que esa puede llevar una historia tan irónica?: El agua, el elemento que origina la vida se funde con la tierra, la verdadera madre del polvo del que surgimos, tapa nuestra tumbas y nuestras cosechas...el barro...podríamos decir...

-¿Ya nos vamos papá?, El sol se está yendo.
- Si... el sol se va, nosotros no deberíamos irnos, pero lo haremos...vamos.

Algo me sostiene al piso, no puedo moverme ni un paso, cuando miro hacia abajo no es grande la sorpresa de encontrarme hundido en el susodicho menjurje, un gusto salado saboreo en mi boca, mis hijos me miran sonrientes, aún se refleja el sol en sus pupilas en un atardecer que me parece de ayer. Ahora lo llevaré en mi alma por siempre.

2 comentarios:

Ms. Davis dijo...

interesante seleccion de palabras, buena utilisacion de la metafora

Ms. Davis dijo...

gracias pro pasar por mi blog, es exelente tener gente que se anime a comentar hacerca de lo que escribo, me da motibacion y me encarrila cuadno me desvio XD