martes, 20 de abril de 2010

Apostrófica

Tu levedad te normaliza. Algún día te preguntaré porque en un momento no respondiste de manera cordial. Si algo piensa esa es la muerte, si en algo piensa es en nosotros, pero no es razón suficiente para volver la mirada al suelo. En este tu viaje sólo tú aún recuerdas el puerto, en los sitiales sólo tú construyes en tu mente casas, en la portada de los libros títulos que empiezan por "Tratado..."

Tu hermosura cristaliza. Nadie mejor que tú sabe convertirse en humo entre los arbustos, sin querer ser vista por los vidriales y los espejos; tu reflejo te busca, y tu buscando un consejo de los labios de alguien que admira tu reflejo. Un pensamiento de algodón pesa en tu alma pequeña, los dibujos y los anteojos te retratan de a poco cuando paseas descalza en los altares del panteón.

Un mecanismo tuyo es inmune a la razón, a esa razón que amas, no hay nadie más cínica, no hay nadie tan poco natural. Los riscos de hielo, las murallas, tienen más calor que tus venas disecadas.

Levántate, abraza lo que aún te queda gracia.

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