viernes, 12 de diciembre de 2008

Ensayo

Y ahora, de una manera u otra todo se treminará. Y con el tiempo, la vida dará significado a este momento, como un lugar en el eterno vacío de mi alma.

No habrá lugar para llevar una expresión sin que se refiera a este presente, pero se borrará, mas temprano que cuando tus ojos se cerraron para decirme algo, que no entendí.
Más allá aguardan unos tipos de trajes elegantes, ostentando su superioridad significativa a la hora de decidir los momentos que se llevaron acabo en este día, me sonríen languidamente, me miran esperando intimidarme, yo solo veo más atrás, el rosotro sangriento, de ese que alguna vez negué más de tres veces.

Y la verdad es que esta situación no es tan trágica, debe ser el sueño o el calor pero entonces donde van esas pequeñas veleidades que nos esperan en la celosía las mañanas, que nos dan aires de resurrección, que me llevan contigo.
Volverán, algún día, con la múscia en ristre, con la melancolía come corsel, mientras yo improviso una escala que parece no terminar nunca, es demasiado grande para mi, es la escala de dios.

¿Y ahora dónde están mis continuos planteamientos lógicos, mis interrogantes filosóficas y mis analisis sofísticos sobre la inutilidad el amor?, ¿Sobre su burda expresión?,¿De que vale el hombre sin su razonamiento imparcial?

Entonces, estaba equivocado, no debí ponerme sobre el asunto, es diferente cuando se convierte en realidad, y es tan inmenso, que uno prefiere la luna, así, sencillamente.

Ya llegan, debe ser, que en este momento, y a pesar de todas las esquirlas, no puedo dejar de rendirme, pues nunca nadie me enseño a rendirme.

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