martes, 9 de diciembre de 2008

Sus enemigos

Llegó otro con la cara herida, con la tierra en las lágrimas
con los cabellos en los ojos,

!Echémoslo a la calle antes que anochezca¡,
llevémoslo a la esquina donde los demás podrán burlarse de él
y sus pares le enrostrarán lo perdido por los de él,

!Echémoslo a la calle antes que se de cuenta¡,
mientras el frío penetra cómo un sable japonés
y los litres hechan chispas por el deseo de hacerle mal,

¡Echémoslo a la calle mientras la ira nos lleva!,
mientras nuestras culpas esperan pacientes
y la superioridad nos hace alucinar con el poder,

¡Echémoslo a la calle antes que nos conmueva!,
antes que su noble espiritu habite nuestra alma
y sus manos ensangrentadas manchen el honor de nuestra casa,

!Echémoslo a la calle antes que pueda decir nada¡,
porque si abre su dulce boca y con una mueca de dolor
nos regala una frase inocente,
simplemente merecerá, con mucha frialdad,
una muerte ejemplar.

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